EDITORIAL: SM
COLECCIÓN: Barco de Vapor. Los Piratas
EDAD RECOMENDADA: 3-5 años
PÁGINAS: 32
ISBN: 8434860929
Este libro nos presenta a un niño un poco travieso, César Pompeyo, se porta mal y su madre siempre le da un par de azotes en el culete. Harto de recibir azotes, el culete se marcha. A primera vista César no parece importarle hasta que se da cuenta que estar sin culete le trae muchos problemas. No puede sentarse, no puede desayunar, no puede montarse en los caballitos,...Por la noche, se acuesta llorando pidiendo que regrese su culete. Al despertarse, lo encuentra en su cuerpo y empieza a portarse bien.
Virginia Jiménez
Este cuento les encanta a todos los niños, yo lo compré cuando un maestro de infantil me lo recomendó en La Casa del Libro, me sorprendió mucho ver que lleva 32 ediciones. Tenía intención de reseñarlo ¡pero te has adelantado!
ResponderEliminarSaludos,
Laura
Es un libro REPUGNANTE, mi hijo no leera nada que hable de como una MAdre le da azotes a su hijo en el culete.
ResponderEliminarEste libro caduco hace tiempo. deberian retirarlo del mercado.
Creo que REPUGNANTE no es una palabra adecuada para este libro, te has quedado con lo superficial de la obra.
ResponderEliminarSi tiene tantas ediciones será por algo.
Personalmente encuentro este libro genial , buen ejemplo a enseñar para mostrarles que cuando uno se porta bien, todo , en su conjunto e mejor, i se puede disfrutar más de las cosas y de los demás. Lo que más impacta no son los azotes de la madre al niño (sólo hay que explicarles que cuando un niño se porta mal, y a menudo, sin respetar las normas que se les imponen, algunas madres los castigan dándole un pequeño tortazo en el culete, sin que les haga daño, simplemente para mostrar su autoridad...vaya, como se ha hecho toda la vida, sin ninguna intención de maltratar a nadie!). Lo importante es que a partir del momento en que deja de tener un comportamiento inadecuado y molesto, todo el mundo lo admira y con el disfrutan más de todo, y que él también tiene oportunidad de saborear mejor la vida
ResponderEliminarUn saludo, Rosa Maria Gili